* Me concentre en el cabello Que crece de las piernas, Brazos, manos y dedos; Quedé dormido y soñé. * Yo una vez fui, Fui camino Por donde pisaban Mis pensares con calzado de tacón alto y fina gama. No se perdían las damas, los letreros guiaban y había caballeros en las salidas, De izquierda y de derecha. Los colibríes no caían de sus aleteos y las medias se mantenían dejando tapado a los pies con pellejo. Y te hablo también De sudor goteado que cae en almohada, No para Y es sombra. Me dejé de llamar con mi nombre, el apellido que llevaba se cayó Como moneda de céntimo en bolsillo Y la sal se incautó en el rostro Para que mis cejas Las pestañas Y la poca barba Desaparezcan Y el esplendor solo se refleje en madera Donde se astilla, Y hay dientes que caen amarillos Y lengua metida por ácaros. Madre No tengo Nombre Apellido. No tengo Letras Cartas. Madre Tengo un espejo En donde No hay nada. Empezaba a fijarme en verde De alrededor: Del que caía de la hoja del árbol, De la montaña que me observaba, De los ojos ignorados Y de el mar en furia. Cuando la miraba, Verde, Ella me miraba. Maluí me enamore, Finalmente, el corazón de paz. Le pedí a todas las ramas Lianas, Colgadas, Hierbas, Gusanos Y orugas. Me dijeron sí, Sí queremos. En la madrugada De pasado sábado Y llegado domingo Nos casamos. Como costumbre, Celebramos con los pájaros. Y pasados minutos En la tierra nos revolcamos Embarrándonos, de verde, los cuerpos. Un grillo nos canto Y las lágrimas evaporaron con el cielo. Al mirarla Desde madera Como tallo, Un insecto una flor, Leí un poema: Soy verde, Por ti Me he vuelto verde. No soy blanco y negro más, Ahora soy contigo, Si camino o me entierro, Cuento cuatro y soy verde, Soy tu para siempre. Allí Solo estaba la fotografía Esa última Donde los dientes no se pudrían Las prendas seguían finas Y había llanto sin cesar y sin pausas. No venían vestidos de verde, Sus atuendos eran negro. Aquel trueno era el único coro, Y los pájaros decían ser cuervos. El padre mayor bendecía la madera Y caía, En cama de tierra Sin el canto de día Y el arrullo de luna. En el tronco Que descendía El rostro De quien nombre no tenía, Lo vi. Las cejas Las pestañas. La poca barba. Con los gusanos Se iba. Era yo. Querida era yo Quien descendía. Ahora vivo Hay palpitar dentro mío. No debí nacer en cuerpo, Jamás tuve que llevar apellido. Una vez colgado Y luego enterrado, Estoy, Estoy contigo. Les digo recuérdenme cuando toquen la hierba y las flores que decoran a la piedra. Y Maluí, Soy verde Y me enamoré, Jamás existí Y ahora Me quedo, verde, Me quedo Muerto aquí Siempre.
por haber homrigueado el poema