-Inicio- Perdido en la mirada divulgue sin considerar una parada. Mi cuerpo se guía solo seguido de su mano en el arroyo. No hay por qué considerar al resto del momento si es que en nuestro aleteo los dos volamos y no llevamos velo. -Segundo- En el momento mi boca fue arrebatada por completo. Pero no era de perfección sino de lo que me decía su alma. Llanto desamparado fue lo que fluía corrigiendo a mi sangre. Me preguntaba qué será de mí o cómo viviré si es que te decides ir. Tomé un respiro de ingenuidad y sonreí ante los últimos días de la visita que dejaste. -Tercero- No sé cómo pasó, en un segundo de sostenerla de acariciar su racimo de amor de temblar con sus labios que conjugaban y de reír con su alegría cálida se desvaneció. En la playa veía cómo el mar se iba dejando a la arena en llanto y agonía, ya solo me queda esperar el regreso de mi querida. -Cuarto- No hay conteos de sonrisas y el día pasa más corto entre más agonizo. Abriendo el correo una y otra vez su carta está vacía y no responde ninguna mía. ¿Cómo merecí algo así, si pensaba que en algún mañana finalmente me casaría? Nada más hablaba con las palabras, ya que ellas sí me oían. Al mirar al espejo el reflejo era más duro, un pobre greñudo que solo necesitaba de su cariño. -Quinto- Tal vez la solución final, no sea contemplar el hoy ni esperar a que el ayer se convierta en mañana. Hablando con distintas voces mi monotonía parecía culminar pero al ver el color de la llama solar no quedaba más que lagrimear. Con la mirada abajo y las ideas coludidas tal vez ir al vacío será algo florecido. -Sexto- Heme aquí aun estando parado viendo recorrer los cuerpos y no asociando al suyo. Y riendo para ver sonrisas, tal vez para ver la suya. Bailando y cantando con quienes desconozco, pero no interesan. Viendo sus tan esperados correos sin expresión ni sentir alguno. Tal vez en eso se convirtió, en el gris que tan desesperadamente anhelaba por contemplar. Mi búsqueda sigue abierta al igual que mi corazón estará el día que la vea. Pero ojalá no llegue no quiero volver a dudar, a imaginar que el vacío sonaba como un buen lugar. Ya sin perderme en el reflejo me peino para que algún momento pueda sentarme y que las aves se acerquen a mi banca para contarles mi historia. -Fin- Comportado mal y riendo sin sonido miro sus textos recibidos. Hay varios deleites con los que quisiera poder deslumbrar. Pero sé que mis palabras deben ser medidas, de no ser así de alguna manera lo que queda de ella, tan llamada amiga, partirá en un intento de que yo vuelva a encontrar paz. Vi otros ojos que no eran los suyos y donde mi reflejo no aparecía, sin embargo, es lo que queda no me da más opción que divulgar en los océanos que están a mi alrededor. Y, aun así, cuando acaba el día, mi memoria, mi conciencia, mi sonrisa, mi cuerpo, mis lágrimas ocultas y mis estrofas me dicen «déjalo todo, recoge el equipaje móntate en la embarcada y espérala en aquella playa. La cual se esconde de la vida y las estrellas se ven de día y no existe la lejanía.» -Postal- En Cuba, mi vida. En Cuba, te espero, si quieres, toda la vida.
por haber homrigueado el poema