En distancia te miro.
Tu espalda está ahí.
Habla con mi pupila.
Le susurra a mis labios.
Y me besa la cabeza.
Yo imagino
Que regresas a ver
Y que quitas esa sombra
Ciega y oculta
Que nos separa
Que nos opaca
A los dos.
Sabes,
En doble parpadeo
Froto los labios
Caída amarilla de la luna
Y noté
Que no eras tú.
Entonces con quién conversaba
Cuál era esa espalda
Que miraba y miraba
A mis pestañas.
Lo sé.
Ya lo entiendo,
Dama mía.
Pusiste un embrujo
En el café
Amargo café
Que tiene mis pupilas.
Pero espero vuelvas,
Que mañana regreses
Y que esta vez
No haya nada de confusiones
Ni de espaldas que me miren.
Quiero tus labios,
Quiero tus ojos,
Quiero decirle adiós a tu sombra
Y que así me recuerdes,
Que así compartamos
La arena del cuerpo,
El agua de los corazones,
La amargura de los ojos,
Las palmas y uñas de los pies,
La toga de las lenguas
Y las espaldas
Que se miran
Aunque tú
No me veas.
por haber homrigueado el poema